Apareces La vida es cierta El olor de la lluvia es cierto La lluvia te hace nacer Y golpear a mi puerta Oh árbol Y la ciudad el mar que navegaste Y la noche se abren a tu paso Y el corazón vuelve de lejos a asomarse Hasta llegar a tu frente Y verte como la magia resplandeciente Montaña de oro o de nieveCon el humo fabuloso de tu cabellera Caen las bestias nocturnas en los ojos Y tu cuerpo de rescoldo Con la noche que riegas a pedazos Con los bloques de noche que caen de tus manos Con el silencio que prende a tu llegada Con el transtorno y el oleaje Con el vaivén de las casas Y el oscilar de luces y la sombra más dura Y tus palabras de avenida fluvialTan pronto llegas y te fuiste Y quieres poner a flote mi vida Y sólo preparas mi muerte Y la muerte de esperar Y el morir de verte lejos Y los silencios y el esperar el tiempo Para vivir cuando llegas Y me rodeas de sombra Y me haces luminoso Y me sumerges en el mar fosforescente donde acaece tu estar Y donde sólo dialogamos tú y mi noción oscura y pavorosa de tu serEstrella desprendiéndose en el apocalipsis Entre bramidos de tigres y lágrimas De gozo y gemir eterno y eterno Solazarse en el aire rarificado En que quiero aprisionarte Y rodar por la pendiente de tu cuerpo Hasta tus pies centelleantes Hasta tus pies de constelaciones gemelas En la noche terrestre Que te sigue encadenada y muda Enredadera de tu sangre Sosteniendo la flor de tu cabeza de cristal moreno Acuario encerrando planetas y caudasY la potencia que hace que el mundo siga en pie y guarde el equilibrio de los mares Y tu cerebro de materia luminosa Y mi adhesión sin fin y el amor que nace sin cesar Y te envuelve Y que tus pies transitan Abriendo huellas indelebles Donde puede leerse la historia del mundo Y el porvenir del universo Y ese ligarse luminoso de mi vida A tu existencia (La tortuga ecuestre) César Moro.